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La muerte del periodismo no está siendo retransmitida.
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“El periodismo libre ya no existe”, cómo detesto esta sentencia que tantísimas veces escucho enarbolar como argumento arrojadizo en cualquier conversación. El periodismo libre nunca ha existido, el periodismo vela por los derechos humanos, reúsa del consumo irónico de discursos baratos o de las notas de prensa… El periodismo libre nunca ha existido siempre está atado.

Dicho esto, me gustaría matizar mi opinión:

Un influencer “formado y autodidacta” no es un periodista.

Un presentador, tertuliano o locutor que repite sistemáticamente lo que sale de un gabinete de comunicación, no es un periodista.

Un amigo de lo conspiranoico que admite como válidos posicionamientos en contra del conocimiento científico, no es un periodista.

Un empresario que tiene una redacción formada casi en su integridad por becarios, no es un periodista.

Un librepensador que ha leído en un foro de internet algo, no es un periodista.

Tu tío Manolo que te envía mensajes sobre la enorme farsa del Covid, el calentamiento global, los fraudes electorales o lo peligroso que son los inmigrantes, no es un periodista.

Un periodista ni si quiera puede ser periodista si no cobra lo suficiente para poder vivir dignamente, o si se corrompe el Poder Judicial, o el Legislativo, o el Ejecutivo… O si el falso testimonio de un policía puede suponerle un problemilla.

Tampoco puede serlo si las administraciones públicas opacas. Incluso un periodista deja der poder ser periodista cuando la lógica del mercado se integra en el mal llamado “mercado informativo”. O si …

La verdad es una, con muchísimas caras, tantísimas que, si tu “periodista de cabecera” siempre da la razón a tus posicionamientos ideológicos, tal vez sea hora de hacérselo mirar.

El periodismo incomoda, y muere cuando tratamos de hacer que eso no ocurra.
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Un abrazo!
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EMEBE

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